Peter Facinelli hablando con Cromos sobre Encerrada

Leyó el guion y fue cuestión de minutos para que su curiosidad actoral lo motivara a hacer parte de este proyecto. No le importó que eso implicara trasladarse a un país que no conocía y cuyo idioma no dominada. Él es así. No es un hombre de impulsos, sino de retos. Así ha sido desde que tuvo su primer papel en televisión en la serie La ley y el orden en 1995, cuando abandonó la escuela de Derecho para dedicarse a la actuación, aun cuando sus papás no lo aprobaban.

Ya conocía el trabajo de Víctor Garcia, así que trabajar con él era otra razón de peso para participar. «Me pareció muy interesante cómo fusiona el inglés en una producción filmada en un país latinoamericano. Es como si hubiera mezclado dos culturas».

El idioma no fue un problema para Peter a la hora de filmar. Sus clases de español cuando estaba en bachillerato, fueron suficientes. Además, tuvo la ventaja de que su personaje en "Encerrada" debe luchar con el idioma y hablar lo básico de español para hacerse entender y poder ayudar a su familia.

Para interpretar a David Reynolds, un hombre viudo, padre de una adolescente y quien está a punto de casarse por segunda vez con su nueva prometida, no se preparó mucho. Y no porque el personaje no le exigiera, sino porque tienen muchas cosas en común. «Soy padre de tres niñas, así que no fue difícil imaginar o reaccionar en las escenas en las que debía interactuar con la actriz Nathalia Ramos quien interpretó a Jill», su hija en la película.

Claro que hubo momentos en los que su personaje lo puso a prueba en más de una oportunidad. A diferencia de las escenas de acción en la serie de televisión Fastlane (2002), en Encerrada tuvo que enfrentarse a una carga emocional que no había experimentado antes. «David tiene que asumir muchos riesgos en un tiempo muy corto lo que implicó manejar muchas emociones en una misma escena. Fue agotador pero al mismo tiempo divertido».

Tanto el equipo de producción como el resto del elenco, Carolina Guerra, Sebastián Martínez, Gustavo Angarita y Juan Pablo Gamboa lo hicieron sentirse como en su casa. «Para mí haber filmado en Colombia, conocer su gente y poder compartir con un grupo de personas tan increíble fue y sigue siendo muy emocionante. Yo no soy colombiano, pero me siento orgulloso de este proyecto latinoamericano».

Todavía no sabe cuándo volverá al país, lo que sí tiene claro es que espera que con esta película más colombianos lo conozcan, y conozcan su trabajo. «Es una producción excelente de la que me siento orgulloso de hacer parte, ojalá pudiera estar más tiempo en Colombia para ver la gente cómo reacciona».

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